Cada vez son más los padres que se preguntan cuándo deben tener móvil los niños y se preocupan por las consecuencias del uso de los móviles entre los niños y jóvenes. Francisco Villar Cabeza, experto en conducta suicida del adolescente y especialista en el Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Sant Joan de Déu, lo tiene claro: hay que prohibir los móviles hasta los 16 años.
El suicidio y la relación con el uso de móviles entre los jóvenes
El suicidio no ha surgido con las pantallas ni los móviles, pero sí que se ha visto incrementado con su uso: se ha pasado de 250 episodios de conducta suicida en 2014 a 1000 episodios en 2022 según datos de urgencias del Hospital Sant Joan de Déu.
Los expertos estudian las diferentes causas que están llevando al incremento de las conductas suicidas, así como de trastornos de ansiedad o depresión entre los menores a causa de los móviles y las redes sociales:
- Ciberacoso
- Difusión de imágenes con contenido sexual.
- Exposición de imágenes violentas.
- Baja autoestima.
- Dismorfia corporal.
- Falta de habilidades para afrontar la propia vida.
- Influencia de perfiles con conductas dañinas para su salud mental.
Todos estos factores son responsables de los sentimientos de vacío, la actitud pasiva o la falta de interés hacia la vida y hacia nuevas experiencias que presentan muchos de los jóvenes con conductas suicidas.
Abuso de las pantallas: consecuencias en los niños
Los niños más pequeños tampoco se libran de las consecuencias del uso de los móviles y las pantallas.
Según datos de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, siete de cada 10 niños españoles de entre seis y 12 años comen con una pantalla delante; pero no solo en la comida, también se usan las pantallas como comodín ante las esperas en el médico, los viajes o cuando van en el cochecito. Esta costumbre afecta a su neurodesarrollo, al desarrollo de sus habilidades y también puede provocar problemas alimentarios como el sobrepeso o la obesidad.
La pantalla no debe ser un recurso de distracción, ya que el niño tiene que experimentar el aburrimiento o las esperas para aprender a manejar la tolerancia a la frustración, la gestión emocional, la tolerancia a la espera o, simplemente, para saber que una actividad tiene un principio y un fin; temas esenciales para la vida adulta.
La edad para usar un teléfono sigue siendo objeto de debate, pero, lo que está claro es que las consecuencias ya están sobre la mesa. Villar Cabeza estima que la edad perfecta son los 16 de forma restrictiva hasta los 18.
Antes de los seis años se desaconseja totalmente su uso y, a partir de entonces, tenerlo , como mucho, media hora al día, evitando los momentos antes de acostarse, antes de ir al colegio, comiendo, haciendo los deberes, etc.
Antes de dejar un dispositivo a un niño o adolescente, tenemos que ser conscientes de que es una ventana a imágenes violentas, al sexo o a éxitos inalcanzables que afectan a su salud mental. Se debe regular el tiempo de uso y, como padres, ser un ejemplo de cómo usar el móvil y cuánto tiempo al día.
