La defusión cognitiva está íntimamente relacionada con la psicología cognitiva. Gracias a ella podemos conseguir controlar nuestros pensamientos y verlos con perspectiva.

¿Qué es la defusión cognitiva?

Antes de meternos en materia, nos gustaría que te pararas a pensar un momento en si has tenido determinados pensamientos obsesivos que te controlaban y conseguían entorpecer tu vida diaria. Si los has sufrido, sabrás que son altamente molestos y difíciles de erradicar, ya que huir de ellos e ignorarlos no es la solución, sino el problema. Es aquí donde entra la defusión cognitiva.

Esta técnica de la terapia cognitiva nos permite, mediante una serie de ejercicios, evitar los pensamientos rumiantes y obsesivos que pueden condicionar nuestro día a día y empezar a verlos como lo que son, pensamientos y no algo que nos define. Para ello, la defusión cognitiva no nos ayuda a eliminarlos, sino que su función es reemplazarlos por otros más adaptativos y enseñarnos a relacionarnos con ellos.

¿Cómo interfiere la defusión cognitiva en nuestros pensamientos rumiantes?

Como ya os hemos señalado en más ocasiones, los pensamientos obsesivos o rumiantes son solo eso, pensamientos, por ello es importante centrarse en ese concepto y trabajarlo. Normalmente, esta clase de pensamientos surgen en cada uno por sus experiencias y por su educación y suponen una importante limitación, ya que se ven desde un punto de vista interior y no con perspectiva ocasionando un importante impacto emocional sobre la persona que los sufre.

Es en este punto en el que la defusión cognitiva puede ayudar a superar esta situación. Gracias a esta técnica, la persona será capaz de entender que sus pensamientos son naturales y los vera tal y como son sin centrarse en ellos.

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Técnicas de defusión cognitiva

Para acabar con los pensamientos rumiantes y obsesivos, la defusión cognitiva propone una serie de técnicas y ejercicios que nos ayudarán a observar esos pensamientos sin dolor y sin centrarnos en ellos. A base de práctica, conseguiremos hacerlo de manera automática.

Todos los ejercicios que propone esta técnica cognitiva tienen como objetivo identificar el propio pensamiento; sentirlo y escucharlo y, por último, soltarlo. Vamos con una serie de ejercicios propuestos por Russ Harris para ponerlo en práctica:

  • Pragmatismo. Hazte estas preguntas ¿de qué te sirve ese pensamiento?, ¿podrías dejarlo pasar aunque tu mente te diga que no? ¿qué beneficios obtienes al pensar en ello?
  • Escuchar al pensamiento. Céntrate y piensa, ¿qué es exactamente lo que te dice ese pensamiento?
  • Mindfulness. Deja fluir el pensamiento mirándolo con perspectiva. Imagina que es una hoja volando al viento; una nube en el cielo; o un coche corriendo por la carretera. No te olvides de practicar la respiración.
  • Tira de clásicos. Emplea técnicas como agradecer a tu mente el pensar en ello y déjalo fluir; dilo muy lento o con voces raras; cántalo; repítelo hasta que la palabra solo sea un sonido sin significado; emplea metáforas.
  • Enúncialos. Escribe todos tus pensamientos intrusivos seguidos de la frase «yo no soy».

Si seguimos estos ejercicios, poco a poco conseguiremos identificar nuestros pensamientos y disipar esa pequeña borrasca que nos invade la cabeza gracias a la defusión cognitiva, ¿te apuntas?