La pandemia ha sido un factor determinante en el aumento de los casos de suicidio entre los más jóvenes. Si ya en 2019 se coronaba el suicidio como la principal causa de muerte, superando a los accidentes de tráfico, en 2021, los casos se han duplicado. Todavía no hay datos concluyentes, pero es indudable que el aislamiento y el clima de incertidumbre han dañado la salud mental de todos, pero sobre todo la de los más vulnerables: los menores.

El perfil de los pacientes

Los profesionales advierten que el perfil de los pacientes ingresados está cambiando. El rango de edad estimado ha disminuido al igual que el procedimiento para realizarlo. Si antes el paciente solían ser mujeres que tomaban ingestas de medicamentos, ahora son menores con métodos bastante radicales. Un estudio que lo corrobora es el realizado por Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu de Espluges de Llobregat (Barcelona). Él dictamina que se ha elevado un 27% los intentos de suicidios en menores durante estos tres primeros meses.

Causas

La COVID-19 ha causado una situación de incertidumbre generalizada. La avalancha de noticias negativas, unido al largo confinamiento han mostrado las debilidades de cada uno. Pero es cierto que la juventud ha sido el eslabón más débil. El por qué se encuentra atendiendo a las siguientes causas:

  • La inestabilidad económica. La palabra “precariedad” es algo con lo que conviven día a día los jóvenes. Los contratos o el precio de los alquileres son rompecabezas para la juventud actual.
  • El aumento de desempleo. La tasa de paro juvenil es del 38%. Por ello no hay facilidades para emanciparse.
  • La falta de expectativas. El futuro no es prometedor. Los jóvenes pronostican un futuro cuesta abajo. Ya se vieron afectados por la crisis económica y ahora sufren la crisis sanitaria.
  • El aislamiento. No solo son miedos “económicos”, también la falta de comunicación real ha afectado a su salud mental. Los adolescentes y los jóvenes se han sentido más solos que nunca.
  • El cambio drástico de ritmo de vida. Parar de repente ha afectado a su situación. Teniendo más tiempo para pensar y menos actividades, ha generado que se incrementen los pensamientos suicidas. Además de mayor contacto con las redes sociales.
  • La preocupación por enfermarte o enfermar a los tuyos. El sentimiento de angustia a cerca de contagiarte o de contagiar a los tuyos se viene repitiendo desde el inicio de la pandemia.

Estas son algunas causas que han llevado a la juventud a no encontrar sentido a sus vidas. Pero esto no quiere decir que sean las únicas. Recuerda que las causas del pensamiento suicida son numerosas y cada paciente debe ser tratado de acuerdo con sus propias circunstancias.

Síntomas

Los síntomas, al igual que las causas, no son univocas. Con esto nos referimos a que la salud mental no es A + B igual a C, sino que cada menor es un mundo y debemos atenderle individualmente. Nuestra labor como psicólogos es mostrar las pautas generales.

Como ya hemos dicho, la pandemia ha cambiado nuestras vidas. Pues bien, respecto a la salud mental, los expertos hablan de estos síntomas:

  • Apatía.
  • Problemas de insomnio.
  • Miedos excesivos.
  • Dificultad de concentración.

Consecuencias

Las consecuencias del confinamiento se han visto reflejadas en Atención Primaria. Según los psiquiatrías y psicólogos de estos centros, han aumentado los distintos trastornos mentales en menores. Ellos hablan de un mayor diagnóstico de trastornos de conducta alimenticia, de casos de ansiedad y depresión, alteraciones obsesivo- compulsivas, autolesiones, intentos de suicidios.

De esta manera, se reafirma la idea que la pandemia es un factor de riesgo para la salud mental. Pero no solo para el incremento de los casos de suicidio, sino para para cualquier otro tipo de trastorno mental. Al fin y al cabo, la pandemia ha trastocado radicalmente nuestras vidas y esto se refleja tanto a nivel físico como mental.

Medidas y factores de protección

La prevención es esencial a la hora de tratar el suicidio. Tanto el entorno cercano como las ayudas médicas deben estar atentas a cualquier señal del paciente.

Por un lado, la protección de familiares y amigos cercanos debe de ser clave. No le ignores ni banalices sus problemas. Cada uno canalizamos nuestras emociones y experiencias de maneras diferentes. Las preguntas son necesarias. Recuerda que hablar sobre suicidio, no induce a ello.

Si piensas que tu hijo o alguien de tu entorno puede estar sufriendo algún tipo de problema mental, escúchale y obtenga ayuda inmediatamente. Como psicólogos, es nuestra labor ayudar y acompañar al paciente.

Asimismo, hay que recordar que en España todavía no existe un plan de prevención del suicidio, el cual es indispensable para poder tratar lo mejor posible a los pacientes. Hay que invertir más en salud mental, crear una estrategia transversal a nivel nacional, más campañas de sensibilización, etc.

La COVID-19 ha trastocado nuestras vidas, y la salud mental está siendo de las más perjudicadas.  Por ello tanto los gobiernos como la sociedad deben de darse cuenta de la gravedad de la situación, y comprender que la salud mental es igual de importante que la física. No olvides que no estas solo en esto.