En el lenguaje musical hablamos de emociones y no tanto de significado lingüístico. La música atrae al ser humano y le permite sentir. Alguna vez, todos nosotros nos hemos sentido cautivados con una cierta melodía que nos ha provocado alegría, ira o tristeza. Esto es así porque la música influye en la activación de los estímulos emocionales.

Muchos investigadores piensan que ya desde la gestación, el bebé responde a los estímulos musicales del exterior y del interior. Incluso a veces responden antes a los sonidos que a la comunicación verbal. Por ejemplo, todos aquellos sonidos suaves y rítmicos que le recuerdan al latido del corazón de su madre facilitan la relajación del cuerpo-mente. También favorecen las conexiones sensoriales ayudando en el desarrollo del sistema sensorial.

Asimismo, los estudios remarcan que la música siempre ha estado unida al ser humano. Desde los tiempos primitivos, los primeros homínidos ya sentían la necesidad de crear sonidos. Porque al igual que en la etapa inicial de la vida, en estos tiempos, la música ya precedía a la comunicación verbal. Asimismo, otra hipótesis que mantienen los científicos es la capacidad de la música de generar “sensación de grupo”. El canto acompañado de instrumentos son piezas fundamentales en cualquier rito, ya sea de orden religioso, festivo, funerario. La música nos acompaña en estos eventos porque nos ayuda a movernos todos juntos.

Pero, ¿por qué tiene este enorme poder la música? Para responder a esta pregunta, hay que conocer primero cómo actúa el cerebro.

Cómo actúa el cerebro

Los estímulos que percibimos por el sistema sensitivo activan los mecanismos neuronales de percepción musical, que a su vez, activan los estímulos emocionales. La música libera dopamina generando una sensación de placer en el cuerpo. Además, activa otras áreas relacionadas con el movimiento. Y esto es porque el sistema motor va de la mano del auditivo. Ambos están interconectados e influye uno sobre el otro.

Asimismo, un aspecto neurológico que utiliza la música es que el cerebro anticipa lo que va a suceder. Con ello, el cerebro se activa antes para proveernos ante algún peligro. En la música, esta idea es clave; el cerebro busca las exceptivas y una posible violación que determina la posterior respuesta emocional. Por ello, los ritmos atonales producen sensaciones diferentes que los tonales en quienes lo escuchan, generalmente de sensaciones de rechazo o incomprensión.

Qué es la musicoterapia

La musicoterapia es una herramienta a la que acuden los profesionales de la salud para curar determinados trastornos. Hoy en día, está muy extendida ya que se están observando asombrosos resultados. A través de tratamientos con melodías, canciones, distintos ritmos, se pretende mejorar, mantener, intentar, recobrar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social. De esta manera, se observa que la musicoterapia ayuda a todos los ámbitos del ser humano. Al fin y al cabo, es una técnica muy completa que utilizamos indirectamente todos los días.

Esta terapia se utiliza en pacientes con trastornos cerebrales y lesiones. Algunos ejemplos son:

  • Pacientes con trastornos del movimiento
  • Dificultad en el habla
  • Demencias
  • Trastornos neurológicos
  • Niños con capacidades especiales

Cuáles son sus beneficios

Desde la psicología, la musicología tiene beneficios emocionales y físicos.

  • A nivel cerebral

La música estimula funciones deterioradas. Por ello, en pacientes de Alzheimer escuchar un sonido familiar puede ayudar a recordar determinados momentos de tu vida o ciertos aspectos cotidianos. También, a aquellos con dificultad en el habla, tararear una canción puede ayudar a producir palabras que durante la comunicación verbal serían imposibles.

No obstante, estas terapias basadas en la música también sirve para otros tipos de diagnósticos. La música permite mejorar el desarrollo cognitivo, además de ayudar a quienes sufren trastornos de salud mental como la ansiedad o la depresión. Alivia la tensión, mejora la autoestima, nos ayuda a acompasar la relajación, etc.

  • A nivel físico

La música anima a la movilidad física. Por ejemplo, en pacientes con la enfermedad de Parkinson, seguir el ritmo de una melodía puede ayudar a seguir un movimiento o iniciar el paso. Además, anima a la movilidad física. A una canción con buen ritmo, nadie le dice que no, los pies inconscientemente se mueven y el paciente. El ejercicio físico puede ayudar a la circulación, a la agilidad, a la movilidad de las articulaciones,…

En definitiva, la musicoterapia busca ayudar al paciente exponiéndolo a la magia de la música. A través del ritmo, de las melodías o de las canciones, el cerebro activa todo su sistema nervioso y provoca en quien lo escucha todo tipo de emociones. La música, al fin y al cabo, es pura emoción. ¿Y a ti qué te parece? ¿Conocías ya la musicoterapia?