La procrastrinación está a la orden del día, y es que ¿cuántas veces hemos dejado para otro momento lo que podíamos haber hecho hoy? En la sociedad en la que vivimos hoy en día, las prisas lo rigen todo y la procrastinación se va apoderando de muchos de nosotros.

Pero, ¿qué es exactamente la procrastinación? Este concepto no se basa únicamente en “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”, sino que va más allá. El concepto de procrastinación puede afectar a cualquier edad y se refiere a una tendencia que consiste en demorar aquellas actividades que son importantes y relevantes. Esto puede provocar ciertas consecuencias negativas o, incluso, el propio concepto de la procrastinación puede estar vinculado como un síntoma más de la depresión o ansiedad.

Por lo general, la persona que tiende a procrastinar las actividades, suele hacerlo con aquellas de las que recibe una recompensa en un tiempo futuro o que considera poco placenteras. De este modo, tenderá a realizar tareas de las que recibe una recompensa inmediata y que le provocan altos niveles de satisfacción.

Dicho todo esto, nos queda definir uno de los puntos más importantes, ¿cuál es el origen de la procrastinación? Para intentar hallarlo, nos basaremos en una serie de modelos explicativos que han servido para intentar definir ese origen.

Modelo psicodinámico

Este modelo busca las motivaciones que llevan a las personas a dejar de lado una actividad o a fracasar en ella a pesar de tener las capacidades suficientes para desempeñarla. Por lo general, se suele deber a un miedo a fracasar durante su desarrollo.

Modelo motivacional

Desde este punto de vista, la procrastinación puede ser de una manera voluntaria, aun a sabiendas de que esta puede resultar perjudicial para nosotros. Esto puede deberse tanto a la propia tarea como a las expectativas que tengamos sobre ella.

Es decir, cuanto menor sea la motivación, mayor será la procrastinación.

Modelo conductual

Este modelo hace referencia a las situaciones en las que la persona decide seleccionar aquellas tareas que le van a resultar más sencillas y de las que va a recibir un beneficio o respuesta temprano. En caso de que sea al revés o que la persona vea que le va a suponer un esfuerzo mayor y existe una baja posibilidad de alcanzar la tarea, se tenderá a postergar la actividad y eso provocará un malestar y una incomodidad en la persona por no haber sido capaz de realizarla.

Modelo cognitivo

En este caso, el modelo cognitivo plantea que la procrastinación está relacionada con el concepto de incapacidad y el miedo a la exclusión social. De esta manera, la persona tiende a reflexionar sobre la postergación y comienza a tener pensamientos obsesivos cuando no realizan la tarea, lo cual les genera un sentimiento de fracaso.
De esta manera, el procrastinador tiende a abandonar la tarea ante el bombardeo de estos pensamientos.

Como veis, son muchos los modelos explicativos que estudian el origen de la procrastinación, pero, además de estos, se sabe que existen una serie de factores que influyen en el retraso de las tareas. Ante ellos, lo más importante es trabajar el autocontrol, de esta manera conseguiremos ser capaces de realizar tareas tanto a corto como a largo plazo, ya que se ha demostrado que las personas con procrastinación presentan un déficit de autocontrol.

Además de este aspecto, existen una serie de técnicas que nos pueden ayudar a evitar la procrastinación y sus consecuencias:

  • Realizar técnicas de meditación para controlar nuestros pensamientos. La meditación nos ayudará a identificar aquellas actividades que no queremos llevar a cabo y por qué. Es importante señalar que no a todo el mundo le funciona la meditación, ya que hay personas que pueden sufrir algunos efectos secundarios tal y como os contamos en una publicación de Instagram sobre el estudio de La noche oscura.
  • Tratar de definir pasos para la realización de la tarea. Eso nos ayudará a distribuirnos mejor el tiempo y a trabajar mediante pequeños objetivos.
  • Uno de los más importantes es no castigarnos por haber pospuesto las tareas. Este simple hecho puede provocar que aumente el comportamiento de la procrastinación.

Por último, queremos recalcar que la procrastinación se puede controlar siguiendo las pautas y los consejos que os hemos dado, pero hay algunas situaciones en las que ya está muy asentada y perjudica gravemente nuestro día a día, como en el ámbito laboral y escolar. En ese caso, es recomendable acudir a un especialista para tratar la procrastinación.