Los sesgos cognitivos o prejuicios cognitivos son un fenómeno psicológico que provoca sistemáticamente una distorsión de los estímulos percibidos por los sentidos; es decir, son interpretaciones erróneas del mundo que nos rodea. Tras recibir esta información errónea, actuamos automática e irracionalmente. Se podría decir, por lo tanto, que estos mecanismos de nuestro cerebro nos engañan, pero realmente en algunas ocasiones son beneficiosos. Estos pensamientos incoherentes suelen aparecer cuando tenemos que realizar juicios o tomar decisiones rápidamente.

el funcionamiento de nuestra mente

¿Cuáles son los sesgos cognitivos?

Daniel Kahneman y Amos Tversky descubrieron a finales del siglo XX que en algunas ocasiones los seres humanos no actuamos racionalmente, sino que seguimos impulsos de supervivencia mediante unos patrones. Actualmente, podemos nombrar ocho patrones cognitivos que son especialmente frecuentes en nuestra rutina diaria:

  1. Aversión a la pérdida: Cuando la pérdida y la ganancia tienen el mismo valor, nos centramos en la posibilidad de perder, lo que nos influye, por ejemplo, al invertir en bolsa.
  2. Efecto halo: Nuestras primeras impresiones afectan nuestros juicios posteriores, de forma que estamos predispuestos a pensar que nos va a gustar la personalidad de una persona si la consideramos físicamente atractiva.
  3. Error de atribución: Consideramos que el comportamiento de los demás depende de su personalidad, pero que el nuestro está condicionado por circunstancias contextuales.
  4. Ilusión de serie: Damos sentido a cuestiones azarosas; por ello, cuando hacemos, por ejemplo, un examen de tipo test, pensamos que la respuesta de un ejercicio tiene que ser determinada letra porque hace mucho que no lo es.
  5. Prejuicio de retrospectiva: Damos por hecho que podríamos haber evitado hechos del pasado cuando antes de que sucedieran no podíamos preverlos.
  6. Profecía autocumplida: Pensamos que se han cumplido las cosas que habíamos pensado. De ahí, los famosos “lo sabía” y “te lo dije”.
  7. Sesgo de confirmación: Consideramos verdaderos los datos que concuerdan con nuestra opinión. Consecuentemente, por ejemplo, dudamos de que las estadísticas expuestas por los partidos políticos que no votamos sean ciertas.
  8. Sesgo de negatividad: Prestamos más atención a lo negativo que lo positivo o neutro.

La ilusión en serie

¿Cómo gestionar los sesgos cognitivos?

Es imposible que los sesgos cognitivos desaparezcan de nuestra vida, ya que son algo inherente al cerebro humano y muchas veces nos influyen sin que seamos conscientes. De hecho, otro de los prejuicios cognitivos más comunes es el sesgo del punto ciego: creemos que los sesgos cognitivos afectan con mayor intensidad a los demás que a nosotros mismos. Sin embargo, precisamente saber esto y conocer los distintos tipos de sesgos cognitivos puede ayudarnos a que sean menos frecuentes y a disminuir estas manipulaciones cerebrales.