Nuestra educación siempre se ha basado en que debemos amar, apoyar y permanecer al lado de nuestros padres, hermanos o familiares, porque forman parte de nuestra familia.
Nuestros seres queridos pueden ser un gran apoyo para nosotros, pero también se puede dar la situación en la que no exista el respeto ni el cariño y pase a convertirse en un familiar tóxico. En ese caso, lo mejor es romper esos lazos.
¿Cómo podemos «decir adiós» a un familiar tóxico sin sentirnos culpables?
Cada día son más los casos que acuden al psicólogo porque se ven atrapados en una espiral de relaciones familiares tóxicas. Darse cuenta de ello es el primer paso, aunque a veces no es fácil, pero a veces resulta aún más complicado tomar las riendas de la situación y alejarse de ese familiar que solo nos provoca malestar y daño psicológico.
Desde pequeños se nos ha dicho lo mucho que debemos querer y cuidar a nuestros padres y hermanos, pero no se nos enseña que ese amor no es incondicional y que hay que ganárselo. Esta idea tan arraigada en la sociedad es la que provoca ese daño y malestar cuando tratamos de alejarnos de un familiar; nos hace sentirnos culpables.
Generalmente, cuando se ha hablado de personas tóxicas, no se tendía a hacer en el entorno familiar, pero las personas tóxicas pueden llegar a dañar a un familiar más que a cualquier otra persona, ya que en ese contexto se supone que solo debería existir amor, cariño y comprensión; sin embargo, hay dolor desprecio y sufrimiento.
El hecho de que se hable de familia, no quiere decir que el compromiso con esta tenga que ser eterno, ya que debe prevalecer el bienestar personal y huir de aquellos lugares donde no se está feliz.
Decir adiós a un familiar tóxico se asimila igual que una pérdida; por lo tanto, necesitamos tiempo para procesarla y trabajarla. Para ello, debemos saber pedir ayuda y asumir el dolor sin esconderlo y, sobre todo, aprender a perdonar todo el daño que hayan podido ocasionar. Es importante darse cuenta de que si no te han tratado como era debido, esto no debe pesar en tu conciencia.
Recuerda que no eres responsable de ese daño que te han causado ni de cómo te puedan tratar los demás, así que debes dejar esa culpa atrás y aprender a ver que has mirado por ti y por tu bienestar emocional.
Si ese familiar de verdad te valora, siempre tendrá tiempo para pedir perdón y cambiar su actitud contigo.